Si pudiera hacer lo que quiero…

Si pudiera hacer lo que quiero, haría lo que hago…

 

¿Qué te mueve al levantarte cada día? ¿Cuál es el sentido que le has dado a tu vida?


Tienes una vida, o solo te dedicas a vivir…


Existen preguntas que debemos hacernos necesariamente, sería desperdiciar la vida si no nos hacemos esas preguntas; en ellas está la respuesta para un buen vivir. Lo que llama la atención, es que son las preguntas que jamás terminas de responder, una “mecha” que te da un impulso, te hacen mover y siguen allí retumbando en tu cabeza como ideas, que algunas veces se traducen en preguntas e independientemente de lo que hagas a diario, allí están. En mi caso particular, alguien luego de una amena charla, volvió a prender esa mecha.

Muchos casos de depresión surgen de no saber responder el para que siento que estoy acá en el mundo, existiendo, en esta vida, ¿Qué me une a la vida?, ¿Cómo me relaciono con ella?. En un mundo cada vez más plural, con mas información y variados puntos de vista, es cada vez más particular la respuesta que debes crear, o mejor, encontrar. La educación no puede dar esas respuestas, si las puede dictar, y tú las puedes memorizar y repetir, pero jamás serán propias si tú mismo no las construyes.

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Ser emprendedor de la existencias, crear tu propia vida, tus propios valores, normas y leyes como diría Nietzsche, se convertiría en una de las tareas definitivas del ser humano, crear tu hogar, tu negocio, tu forma de ganarte la vida, es en sí, una forma de responder con hechos a tu pregunta, pues similar a lo que sucede cuando compramos algo y luego decimos “para qué esto”, nos podemos preguntar para que la vida si aún no sabemos como vivirla o para que la “tenemos”, si no sabemos como usarla, recuerdo la frase de Facundo Cabral: “Extraño animal es el hombre, nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere”.

La finalidad sería, para mi concepto, tomar la vida con tus manos y vivirla, creando, proponiendo, y aunque como dice Ciorán “tan extraño me parece que existamos y aceptemos existir”. Más extraño me parece que aceptemos existir y NO movilicemos todas nuestras energías para llegar a una buena vida. Saber qué te mueve, por qué estás vivo, qué deseas hacer sobre todas las cosas y saber que lo haces, es la mejor forma de vivir bien. No importa tu excusa, tu razón es tuya, es lo único realmente tuyo en la vida, las razones para vivirla.

Te pueden quitar todo en la vida, pero no las razones para vivirla.


Pero quien lea esta pequeña reflexión, bastante existencial, se preguntará luego de haber transitado por estos párrafos, a qué vamos a llegar, cuál puede ser la conclusión, cuál es el final. La verdad yo también lo desconozco, y si el final me llegara, lo conociera con lujo de detalles, lo pudiese narrar en esta editorial respondiendo las preguntas que he venido haciendo, la verdad no te serviría de nada. Por que tu tienes que encontrar como todos lo intentan hacer, su propia verdad. Su razón de ser, o mejor dicho su razón para ser.

Gracias a quien me hizo esta pregunta y me puso en este sitio, y me impulsó a preguntarme de nuevo sobre este tema tan privado, ese extraño impulso me lleva a hacerlo público, a que te preguntes, y a que te lo repitas, te lo respondas, y si por alguna razón que muchos podríamos envidiar, ya te lo respondiste, vuelve y hazlo. Puedes chocarte con la novedad de que esa respuesta ya no te sirve e iniciarás un nuevo camino de ser posible.

Eduardo Montoya Castañeda
Director General
Grupo Educación y Empresa

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